Por Herman Nohl*
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El ideal de fuerza no pregunta por la causa a cuyo servicio se pone la fuerza. Pero ya es tiempo de comprender que ello no pasa de ser una abstracción con respecto al conjunto de la vida; que en la realidad no existe ninguna actividad sin contenido, ningún obrar sin obra, ninguna fuerza sin rendimiento. Sólo en la unidad de ambos la vida se realiza plenamente. Abstracción semejante fue también la separación de actividad y placer, y la volveremos a encontrar una vez más en un nivel mucho más alto de la existencia moral: cuando Kant sólo toma en cuenta la forma que tiene el obrar por deber, prescindiendo de su contenido, se trata igualmente de una abstracción con respecto al conjunto de la vida, abstracción que priva a la vida activa del sentido que le es propio y peculiar. En nuestro caso ello es todavía más claro. Sigue leyendo